la confesión de r. pickton



LA CONFESIÓN DE R. PICKTON





La confesión del asesino obsesionado con
alcanzar una cifra de víctimas redonda
Una grabación muestra al granjero canadiense

Robert Pickton presumiendo de perpetrar
50 crímenes para poder cometer otros 25.
El País, 07/02/2007



Le encontré. Sí, sí, yo estaba perdido en el desierto y le encontré o, tal vez, Él me encontró a mí porque en mí distinguió Su Herramienta. ¿De quién hablo, dices? De Él. De ese Él con mayúsculas que decide quién merece ser salvado y quién debe arder en las llamas del Infierno… Empezó a transmitirme Su Mensaje, a decirme las cosas que tenía que hacer para que Su Dominio viniera a este mundo.

La primera vez que actué en Su Nombre fue extraño, como toda cosa nueva. Tuve que improvisar sobre la marcha, porque no fue ni mucho menos como imaginaba que iba a ser. En la realidad todo es más viscoso de cómo uno suele imaginárselo. Pero lo conseguí. Era indispensable conseguirlo en todas las ocasiones, cumplir debidamente con cada una de Sus Órdenes, para que todo quedara completo.

Según fue avanzando el tiempo, fui estableciendo mi rutina, porque es conforme a Él ordenar el mundo y tener una conducta recta. El desorden, el ocio, la vulgaridad… todas esas cosas son Satanás, y hay que luchar contra ellas y erradicarlas de nuestra tierra para que sea pura y Él pueda pisarla en un día cercano.

Así fui una a una, hembra a hembra, como se hace con las alimañas. De la primera a la número cincuenta, en dos mitades de veinticinco, como dos bloques de una construcción que se levanta hacia Su Gracia. Y así seguirá siendo, veinticinco tras veinticinco, hasta cumplir Su Designio.

Y una cosa debo decirte: los hombres no tienen potestad para juzgarme. La débil y mezquina voluntad humana no puede imponerse a Su Voluntad. Por eso saldré ahí y les diré que soy inocente: porque Él me guía y Su Palabra me libra de todo mal y exime mis actos de cualquier culpa o mancha. No hay más tribunal que el Suyo, ni más juez que Su Persona.

Esta es la Misión. Esta es mi Misión. Y si las cosas siguen adelante como es Su Deseo, habré de continuar con el trabajo encomendado, y hacer apostolado para extender el Mensaje que me ha sido revelado. Para que seamos muchos construyendo la venida de Su Reino, limpiando de malas hierbas Su Jardín para que la semilla de la Verdad germine.




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